Ir al contenido principal

Otro día más

Otro día que pasa. Otro más. Otras veinticuatro horas que ayudan a mi subconciente a corroborar lo que ya sabía.

Hoy en día nadie juega a arriesgarse. Nos limitamos a esperar, a que nos lo den todo hecho, a que llegue alguien que te ponga las cartas sobre la mesa y no nos damos cuenta de que, quien tiene que poner las cartas sobre la mesa eres tú mismo.

Nos quejamos del amor, decimos que eso no vale para nada, pero cuando no lo tenemos, lo extrañamos. Y cuando lo tenemos lo despreciamos. Sí, así somos. Llega una persona que de verdad valora quién eres y cómo eres y la echamos de nuestra vida de una patada. Ansiamos lo que no podemos alcanzar, y despreciamos aquello que tenemos en nuestro poder.

Y creemos que sabemos de todo. Y nos equivocamos. Nos caemos. Y aquí es donde comienzas a darte cuenta de quién te acompaña en el camino: la misma mano que te ayuda a levantar. Son pocas, ¿verdad?, ¿las valoras lo suficiente?. Espera, respondo yo: no.

Valora a quien te ayuda a levantar, y dale una patada en la boca al que te dejó caer.

Comentarios