Ir al contenido principal

Entradas

Que me perdonen

Que me perdone la vida por las veces que no la disfruté, por las veces que intenté evadirme de todo lo que me rodeaba y por las veces que lo conseguí. Que me perdone el amor por no haberlo sabido cuidar, por dar un lugar en mi corazón a personas que no se lo merecían y por tratar a las verdaderas prioridades como segundas opciones. Que me perdone la suerte por cada momento en el que la malgasté, por usarla como no debía y por obviarla en más de una ocasión. Que me perdone la piedra en la que tantas veces me tropecé por no haberla esquivado cuando la veía cerca, por preferir chocarme y por volverlo a repetir. Que me perdonen mis manos por seguir escribiendote a pesar de todo. Que me perdonen mis ojos por seguir mirándote. Que me perdone mi cabeza por seguir pensándote. Dicho esto: volveré a caer, pero prometo ponerme casco y rodilleras.
Entradas recientes

Por ti, por mi, por nosotros

Entonces, cuando crees tenerlo todo bajo control, cuando crees ser consciente de lo caro que sale el amor, cuando más fuerte pareces ser, pasa. Llega alguien que parte todos tus esquemas, tal vez sin quererlo. Pero lo hace. Llega esa persona que te demuestra que todavía merece la pena seguir luchando por encontrar a alguien que de verdad encaje contigo. Consigue destruir lo que llevabas meses construyendo en tu cabeza. Te envuelve. No se necesita tiempo, simplemente pasa, hoy o mañana, en un mes o en cinco minutos. No sabes cómo expresarlo, aunque tampoco esperas que te comprendan. Vas contra el mundo si hace falta. Con el poco sentido del razonamiento que me queda, consigo frenar un poco el ritmo. "Es una tontería"... puede parecerlo, pero no lo es. Se llama coraza, para algunos es el tiempo, para otros las "etiquetas"... te aferras al último resquicio de sensatez que crees tener, pero no sirve de nada, al final acabas precipitándote al vacío.

Nuestra mentira

Pasó el tiempo, nos alejamos y, cuando volvimos, ya no éramos los mismos, habíamos cambiado. Ya nada era igual. Nos miramos a los ojos por unos segundos, a mi parecer: eternos. En ese momento me di cuenta. Nunca volveríamos a ser los de antes. Ya no hay vuelta atrás, lo que antes era indestructible, se había roto. Los dos sabíamos lo que pasaba, pero ninguno dijimos nada. Por miedo, quizás. Sonreíamos hipócritamente, aunque encerrábamos ira en nuestro interior. El silencio se apoderó de aquella tarde, una de las más largas de mi vida. Ya no éramos uno. Nos habíamos separado, la fusión se había desvanecido. Igual que el amor. Ya no existía un "nosotros". Tan sólo éramos él y yo, cada uno en su lugar, guardando un pequeño espacio de seguridad en el que intentábamos evadirnos de aquella incómoda e interminable situación. Tal vez teníamos que habernos armado del mismo coraje que no tuvimos, para romper ese eterno silencio y mandarlo todo a tomar por culo de una vez. Pero no l

Princesa a la fuga

De repente, ya no eran nada. Se terminó el cuento. La princesa se hartó de estar encerrada en el castillo, las hadas perdieron sus baritas y las perdices se pusieron frías. El príncipe, era tan azul, que murió congelado. La princesa cambió los vestidos y tacones, por vaqueros y zapatillas, se agarró una cola y se fue. Dejó la carroza en la puerta del castillo, prefirió irse andando y, en lugar de dejar un tacón, dejó una nota en la que decía: Querido Príncipe, No necesito tu dinero, ni tus palabras bonitas. No necesito que me cuides, ni que me regales flores. Me niego a pasar el día de habitación en habitación del castillo, esperando a que llegues del trabajo. No quiero que me mantengas, no lo necesito. No quiero que me invites. Tampoco necesito a tu mayordomo, ni a las doncellas para que me ayuden a hacer la cama. No necesito que me abras la puerta para entrar, yo sé sola. Quiero vivir, quiero salir de tu enorme castillo, quiero conocer gente y, conocerme a mí misma. Quiero ves

Otro día más

Otro día que pasa. Otro más. Otras veinticuatro horas que ayudan a mi subconciente a corroborar lo que ya sabía. Hoy en día nadie juega a arriesgarse. Nos limitamos a esperar, a que nos lo den todo hecho, a que llegue alguien que te ponga las cartas sobre la mesa y no nos damos cuenta de que, quien tiene que poner las cartas sobre la mesa eres tú mismo. Nos quejamos del amor, decimos que eso no vale para nada, pero cuando no lo tenemos, lo extrañamos. Y cuando lo tenemos lo despreciamos. Sí, así somos. Llega una persona que de verdad valora quién eres y cómo eres y la echamos de nuestra vida de una patada. Ansiamos lo que no podemos alcanzar, y despreciamos aquello que tenemos en nuestro poder. Y creemos que sabemos de todo. Y nos equivocamos. Nos caemos. Y aquí es donde comienzas a darte cuenta de quién te acompaña en el camino: la misma mano que te ayuda a levantar. Son pocas, ¿verdad?, ¿las valoras lo suficiente?. Espera, respondo yo: no. Valora a quien te ayuda a levantar, y da

Rendirse no está permitido

Hace tiempo que dejé de intentar rendirme a la mínima de cambio. Me negué a quedarme quieta, viendo la vida pasar delante de mí, sin ningún propósito en mente, sin ningún objetivo que cumplir. Cuando caí, me levanté, me limpié y seguí hacia adelante con mi mejor sonrisa. Puede que no haya conseguido todo lo que me he propuesto. He tenido que renunciar a muchas cosas que creía que no era capaz de renunciar y, me he dado cuenta de que no me eran imprescindibles. Hoy me alegro de haber renunciado a ellas. A veces, existen cosas, personas, que consideramos "necesarias" para nosotros. Alguien o algo que crees que te hace falta para continuar y, por suerte o por desgracia, en la mayoría de los casos no es así. Toma tu tiempo, cierra los ojos y reflexiona sobre si, todo lo que ahora tienes como primordial, realmente, tiene que serlo. O si, te renta que lo sea. Aleja todo lo que te sea tóxico, en ocasiones duele, es difícil, pero con el tiempo te lo agradeces a ti mismo. Crea t

A ti. Gracias.

Y después de esto, habrá gente que hable... A día de hoy, siento que no necesito más de lo que tengo. Alguien especial con quien compartir mi día a día, en quien puedo confiar: ser un libro abierto sin miedo a prejuicios. Un sentimiento tan recíproco como puro. No necesitamos mucho para sentirnos bien, solo con una charla profunda, en el parque de siempre, en el banco de siempre. Puede que otros no lo entiendan, e incluso nos miren mal al pasar, pero, es hora de mirar por cada uno. Dejar a un lado el qué dirán. Que me la suda si hablan de mi, básicamente. Cada rato que pasa, cada encuentro con otras personas, cada conversación con gente a las que consideraba "amigos" me ha hecho reflexionar sobre el verdadero significado de la amistad. Y, ¿qué es la amistad?, ¿tiene fecha límite?, ¿es que hay alguien que decide cuándo comienza una amistad?. La amistad es un vínculo que se forma entre personas que se aprecian, y que dan de sí de forma desinteresada. Para mí, otra mitad